SAINT JEAN DE PIED DE PORT.

Buenos días, hoy os recomendamos una escapada de fin de semana, para desconectar y disfrutar de la naturaleza. 

Este invierno he redescubierto el pequeño y encantador pueblo de Saint Jean Pied du Port en las faldas francesas de los Pirineos.

Estuvimos dos días alojados en la Casa Ziberoa, una casa en la que ya al entrar respiras armonía.

Este árbol, lo visitaban todos los días al amanecer las pájaros, para comer los frutos que quedaban, es un caqui se ve desde la habitación

Te sientes como en casa

Su propietaria Marie Josee nos trató como reyes, empezando cada día con un desayuno regio que nos daba fuerza para las excursiones que ella misma nos recomendaba.

Siguiendo la recomendación de Marie Josee fuimos de paseo por el monte Arradoi, cercano a Saint Jean. El paseo discurre por la ladera alta del monte rodeándolo, lo que hace que no sea duro y te permite acceder a las maravillosas vistas de Saint Jean y todo el valle.

Por la tarde, una vez descansados y aseados, nos acercamos al pueblecito cercano de Saint Etienne de Baigorry. Aquí es obligado visitar su iglesia con una balconada interior de madera impresionante y un retablo bellísimo.

Después de esta visita y paseando por el pueblo descubrimos una tienda-fábrica de chocolate, donde nos tomamos un chocolate caliente delicioso.

Este día nos subimos a la selva de Iraty. Primero subimos a la estación de esquí de fondo, en la pudimos realizar un tranquilísimo paseo por una de sus pistas sin nieve, admirando las vistas de los Pirineos y disfrutando de la naturaleza, las hojas caídas de los árboles y un día maravilloso de sol de final de año.

Luego bajamos al valle, donde comimos en una explanada idílica al lado del río de aguas cristalinas y heladoras. Toda la zona es preciosa y de una tranquilidad impresionante.

Por la tarde paseamos por el mismo Saint Jean Pied de Port disfrutando de sus rincones, puentes, murallas y callejuelas.

Como era Nochevieja, pensábamos cenar solos y tranquilos en el hotel. Sin embargo Marie Josee y unos amigos tuvieron un detalle enorme y nos acogieron en la casa de los amigos donde tuvimos una velada entrañable y maravillosa con una cena sencilla pero con una entrada en el año nuevo muy cálida.  Españoles, Italianos y Franceses alrededor de una mesa. 

El día de Año Nuevo y después de disfrutar de nuevo del desayuno regio y las mermeladas caseras de Marie Josee, emprendimos el camino de vuelta hacia casa. Marie Josee nuevamente nos volvió aconsejar volver a España por el Paso de Roland, un desfiladero estrecho y precioso, donde pudimos ver una arco iris intenso.

Después paramos y paseamos por Espelette, otro pueblecito típico de la zona que merece la pena visitar. Y de allí a casa, con un gran sabor de boca habiendo disfrutado de un fin de año diferente y de gran recuerdo.

Si podéis hacer una escapada.

FELIZ DÍA

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